Apple cree en las PC, y no le falta razón
Por Ariel Torres | LA NACION Twitter: @arieltorres
Como saben, Apple anunció el martes sus nuevas iPad. El modelo estándar es delgado in extremis y (ahora, sí, muchachos) la Mini viene con pantalla Retina. No se anunciaron ni el reloj inteligente ni nuevas versiones del iPod o de Apple TV. Nada para caerse del sillón, en suma. Pero hubo algunas señales sutiles y a la vez significativas.
Primero, Apple no ceja en su política de precios altos. Algunos analistas opinan que esto afectará a largo plazo la venta de la iPad. En cierto modo es así y se repetiría el fenómeno que vimos con la Mac versus las IBM/PC, pero creo que los precios altos van a afectar sobre todo al iPhone. O más bien, la falta de un mayor espectro de precios.
Es cierto que la gama alta siempre fue el único negocio de Apple, pero eso no significa que así pueda mantener indefinidamente su liderazgo. En smartphones ya lo ha perdido. ¿Qué ocurre con las tablets?
ES COMPLICADO
Aunque Android va ganando espacio en el mundo de las tablets -cuenta con al menos el 50% del mercado-, Apple domina con holgura el espacio de las tabletas de alta gama. Esto no parece que vaya a cambiar rápidamente.
Ahora, ¿por qué la fórmula iPad no le proporciona el mismo resultado con sus smartphones? El Juggernaut de Android es imparable, tanto que ha llevado la acción de Google arriba de los 1000 dólares.
Creo que las tablets son una clase de animal muy diferente de los smartphones. Lo noté al probar la primera iPad, a días de salir, en 2010. Esperaba que fuera como un iPhone gigante. Pero nada que ver. Y luego me quedé pensando en porqué nada que ver. Porque los teléfonos inteligentes cubren necesidades de otro tipo y porque llegamos a uno y otro dispositivo desde lugares y expectativas diferentes.
En mi caso, por ejemplo, un smartphone de pantalla grande o una phablet me dan mucho más resultado que las tablets. Sonará raro, pero las encuentro demasiado grandes. Desde el iPhone 3GS hasta acá, los teléfonos inteligentes con pantalla sensible fueron simplemente una revelación. Como estoy todo el tiempo conectado por una docena de canales, entre mensajeros, mail y redes sociales, el dispositivo es casi una extensión de mi persona. Si no puedo meterlo en el bolsillo no me sirve. Por eso también, como ya dije (www.lanacion.com.ar/1624166), les veo mucho futuro a los smartwatches y los anteojos inteligentes, negocio en el que ahora estarían preparándose para entrar Microsoft y Samsung.
Llevo en el teléfono casi 200 de mis CD y media tonelada de libros. Cuando saco fotos, al revés de lo que ocurriría con una tablet, no da la impresión de que me estoy buscando canas en un espejo; y saco muchas fotos. Controlo mi descanso y mi peso con el smartphone, sé si va a llover, lo uso de despertador, como temporizador para cocinar y como GPS. Ah, hablo por teléfono también. Es complementario de mis computadoras de escritorio. Una tablet, en mi ecosistema informático, no tiene mucha cabida.
Pensando en esto entendí por qué las tablets, que no me seducen, tienen tanto éxito. La explicación es cristalina: muchísimas personas hacían antes con su notebook lo que ahora saben que es mucho más cómodo hacer con una tablet. Más liviana, táctil, con una potencia que supera a las notebooks de más de 3 años (el mercado de PC está envejecido, porque ofreció demasiado rápido demasiada potencia, y entonces el público dejó de actualizar), sirve para oír música, para jugar al Candy Crush, para leer, usar Facebook, Twitter, ver videos y hacer videoconferencia por Skype. ¿Qué sentido tiene, sinceramente, usar una notebook de 2 kilos o una desktop para esto? Ninguno. Es más, un teclado Bluetooth transforma una tablet en una notebook transitoria, toda vez que es menester ingresar mucho texto.
Y en esto está la clave de todo el asunto.
En general, las tablets de alta gama vienen a reemplazar una notebook, una buena notebook. El público llega a la iPad desde una máquina que en su momento le costó bastante dinero, posiblemente de alguna marca prestigiosa. Por lo tanto, el precio cierra; como van a reemplazar una notebook, piensan gastar más o menos el mismo dinero, quizá sólo un poco menos. Me lo han dicho docenas de veces, en la consulta previa a la compra.
Al smartphone, en cambio, el público llega -de nuevo, en general- desde un celular básico o de gama media con el que no hacía mucho más que hablar y mandar SMS. Tal vez oír FM. Por eso el precio del iPhone parece exorbitante, porque "es sólo un teléfono".
También es exorbitante el precio de un Galaxy S4, para el caso, pero eso no afecta a Android, ni siquiera a Samsung: hay modelos con Android de todos los precios. No es poca cosa, porque mientras que no es posible tener un dispositivo de Apple de precio accesible, si no llegás al Samsung o al LG más caros, podés comprar algo menos costoso y de buena marca. A menudo me envían una lista de 5 o 6 Androides alternativos, de precio menor, y más que aceptables.
Y una cosa más: el que compra su segundo smartphone, sabiendo ahora lo versátiles que son, es muy posible que se mantenga dentro de lo que conoce, y lo que conoce es Android. Este es el motivo por el que Apple necesita un iPhone económico.
AH, ¿SÍ?
Todo este asunto está de alguna forma relacionado con algo que dijo Tim Cook, CEO de Apple, durante la presentación del martes, y que me llamó mucho la atención: "Todavía creemos profundamente en esta categoría", afirmó, refiriéndose a sus desktop y notebooks. ¿No era que la PC estaba agonizando?
La fe de Cook en las computadoras convencionales -el célebre cuadrante de Steve Jobs- no carece de explicación: alguien tiene que editar ese video que otro ve en su iPad tirado en el sofá. Alguien debe encerrarse en un estudio a grabar música. Y alguien tiene que escribir ese libro o esa nota que se lee en el Kindle o en el smartphone. Les guste o no a los cruzados de la era post-PC, todavía no hemos desarrollado una forma más eficiente y cómoda que el teclado para ingresar mucho texto.
El reconocimiento de voz tipo Siri funciona bastante bien, pero en una Redacción sería imposible trabajar, si todos estuviéramos dictando. Para quien escribe a solas, tipear es menos cansador que hablarle sin parar a la máquina, y, aunque esto es bastante subjetivo, menos placentero y menos enajenante. Podés oír música mientras escribís, sin ir más lejos.
Algo semejante ocurre con el mouse. Es muy cierto que lo táctil está creando nuevas formas de controlar las interfaces y que el ratón constituye sólo uno de muchos paradigmas. El problema es que lo táctil ya ve, antes incluso que el mouse, un posible sucesor: el control por gestos. En arquitectura, por ejemplo, sería más razonable reemplazar el mouse por un sistema gestual holográfico al mejor estilo Iron Man que por una tablet. Es eso o dejar las falanges en el proceso de diseñar un shopping.
En serio, lo que no se toma en cuenta al anticipar la muerte de la PC es la escala. Una cosa es lanzar algunos tweets cada tanto, otra muy diferente es tipear un millón de caracteres al año. Una cosa es jugar al Candy Crush, otra es diseñar páginas o retocar fotos durante 8 horas por día, 5 o 6 días por semana.
Como ocurre en esta industria cada vez que aparece algo disruptivo, se produce el fenómeno panacea. Es un error. Lo táctil no es la respuesta para todo, es una mejor respuesta para muchas cosas que hacíamos con teclados y ratones en notebooks y desktop. Lo táctil es más íntimo y mil veces más intuitivo, pero no necesariamente más eficiente. Está creando nuevas formas de hacer ciertas cosas y está creando cosas nuevas que antes no podíamos hacer (como transformar la pantalla en un instrumento musical). Pero no resuelve todo. El mouse, por ejemplo, es más preciso que los dedos y no sufre la oclusión (no tapás lo que estás haciendo).
PERO, ¿Y LAS CIFRAS DE VENTA?
Es cierto, se venden menos PC. El mercado de desktop y notebooks está adelgazando, pero no por falta de salud, sino porque estaba engordado a fuerza de alimentarse de todos los posibles usos y públicos. Muchos de esos usuarios hoy satisfacen todas sus necesidades informáticas con smartphones y tablets. Muchos, no todos.
Además, durante 20 años he visto cómo enterraban la PC, y no sólo se equivocaron, sino que las ventas nunca cayeron. Después de crecer sin parar durante dos décadas, sólo en el primer cuatrimestre de este año las ventas bajaron más de un dígito (un 14%). Para algunos analistas que respeto, esa es la primera señal de un colapso total. En mi opinión ese número se explica mejor entendiendo que las tecnologías tienden más a complementarse que a erradicarse. Así, a quien no le fue mal con la PC es a Lenovo que, vaya casualidad, se orienta al mercado corporativo.
Ni siquiera tiene sentido aseverar que la PC y la notebook van a convertirse en dispositivos de nicho, como las workstation de los '90. Entre eso y decir que sólo un puñado de personas va a producir contenidos hay un paso, y esa sí que sería una afirmación delirante. Las tablets y los smartphones han aumentado de forma notable la demanda de música, video, cine, texto, animación 3D y jueguitos. ¿Quién y con qué va a producir todo esto?
AHORA, LA MAC VIENE CON OFFICE
Hasta que podamos cumplir con el sueño de una supercomputadora del tamaño de un grano de arroz que puede conectarse sin fisuras y sin cables, dinámicamente, a cualquier pantalla y mecanismo de entrada que deseemos, incluidos los más exóticos, como el control mental, la pregunta es: ¿cuánto más va a adelgazar el mercado de las computadoras convencionales?
No lo sabemos, pero es evidente que Apple cree que ese negocio todavía vale la pena. Y sabe también que Microsoft lo ha descuidado al fusionar la versión táctil de Windows con la tradicional. Reitero, no porque sí Apple mantiene dos versiones de su sistema operativo, una móvil (iOS) y otra para computadoras (Mac OS). Y ahora las actualizaciones de éste serán sin cargo.
Más aún, los compradores de nuevas Mac obtendrán iWork, el paquete ofimático de Apple, sin costo; los que ya lo tenían, descargarán sus actualizaciones gratis. El juego es obvio. Mientras todos corren para tratar de subirse a la movilidad y dejan desamparado el vasto sector de personas que necesitan una computadora para hacer sus tareas diarias, Apple redobla su apuesta a ese sector y lanza un misil a uno de los negocios más rentables de Microsoft: Office.
Obvio, pero no nuevo. Quienes usamos Linux contamos con un sistema preparado para productividad desde el primer momento; hoy ni siquiera necesitamos instalar un paquete de oficina; ya viene. Un poco por origen, otro poco por necesidad, y otro poco por visión, Linux ha sido fiel a la computadora de trabajo durante toda su existencia. ¿Por qué hago este comentario?
El 8 abril de 2014 Windows XP cumplirá su ciclo y ya no recibirá actualizaciones de seguridad ni de otra clase (www.microsoft.com/en-us/windows/endofsupport.aspx). Un peligro para millones de personas que todavía seguirán para entonces usando el XP.
La Mac, pese a la gratuidad de su paquete ofimático, será muy cara para una gran cantidad de personas. Y difícilmente Microsoft pueda darse el lujo de ofrecer Windows y Office sin cargo; son parte vital de su negocio.
Cuando llegue ese momento, y faltan menos de 6 meses, habrá una porción importante de trabajadores independientes y usuarios hogareños que se enfrentarán con la disyuntiva de invertir dinero en un nuevo equipo con Windows 8 o dejar sus XP vulnerables. Por fortuna, y pese a las críticas que el software libre ha recibido durante sus 30 años de vida, también existirá una tercera alternativa: pasarse a Mint o a Ubuntu.
Nota reproducida con permiso del autor.